domingo, 11 de octubre de 2009

Objetivo: el colegio secundario correcto

Al momento de elegir escuela media, son muchas las variables en escena. Porque además de la orientación preferida, entran en juego posibilidades económicas y convicciones ideológicas. Y en medio de todo eso, las ganas de los chicos y las expectativas de los padres.

Es una decisión en la que intervienen múltiples variables: la búsqueda de la excelencia, la distancia a casa, el interés de los chicos, las expectativas de los padres. Más allá de la orientación, la elección del colegio secundario pone a todos frente a un abanico de opciones interminable. Y a una única pregunta: ¿cuál es el colegio adecuado?
Protagonistas de la elección
Beatriz Bermúdez es psicóloga especialista en orientación vocacional. Según su experiencia, “son los adultos quienes conducen esta elección, porque se da en un momento en que el chico depende casi exclusivamente de ellos, de su nivel socioeconómico, de sus expectativas”.
En tanto, Marta Retik, psicóloga miembro de la Asociación de Profesionales de Orientación Vocacional de la República Argentina (APORA), recomienda un posicionamiento diferente: “Los padres deben ser quienes acerquen a los chicos las distintas posibilidades que ofrece la escuela media, quienes los acompañen a ver colegios, a analizar programas. Su función es ser orientadores, no decisores”.
Variables en juego
Al definir un estudio de grado, la carrera se lleva la mayor atención. En cambio, si lo que está en debate es el colegio secundario, el establecimiento parece tener más protagonismo. Uno de los temas en cuestión es si optar por una institución pública o una privada, algo que no sólo obedece a la economía familiar. “Depende de la idiosincrasia. Hay quienes confían en lo estatal como símbolo de excelencia y quienes prefieren lo privado porque suponen mayor contención. Como en todos los aspectos de esta elección, lo fundamental es el convencimiento: que lo elegido cumpla las expectativas ideológicas y económicas”, propone Bermúdez.
En ese sentido, la profesional recalca que los colegios más exigentes demandan el compromiso de los chicos y los adultos: “Para entrar en instituciones como el Carlos Pellegrini o el Nacional Buenos Aires, la familia tiene que estar dispuesta a acompañar el proceso, desde el curso de ingreso. Es mucho esfuerzo y es primordial que la familia esté dispuesta a hacerlo”.
Además, entran en juego cuestiones que parecen más básicas, pero que conviene no subestimar. Por ejemplo, la distancia: ¿qué pasa si el nuevo colegio requiere que el chico comience a viajar solo? También la elección de los compañeros de la primaria: “Hay una tendencia a elegir lo mismo que los amigos –explica Retik–. Es una posibilidad válida. Lo que deben hacer los padres es ayudar en la toma de conciencia, abrir el camino y presentar posibilidades.”
Más allá de las opciones, Retik sugiere valorar las circunstancias: “Muy probablemente, la elección de la escuela secundaria es la primera decisión que el chico toma sobre su futuro. Elegir es un aprendizaje en sí, y es importante no hacerles sentir que se trata de un camino definitivo, sino que es apenas un primer ensayo sobre lo que quieren para su vida”.


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