domingo, 22 de noviembre de 2009

España: Los padres exigen que la alternativa a Religión no suponga una pérdida de tiempo


La Ley no permite que los escolares laicos adelanten materia en las dos clases semanales para que no tengan ventaja 

23.11.09 - 00:17 - 




Unos juegan a pillar en el patio. Otros arreglan el jardín del cole. O pasan las horas muertas en la biblioteca leyendo cuentos. Puede que incluso, en los colegios mejor organizados, dediquen el tiempo a trabajar en valores. Pero desde luego no pueden avanzar en asignaturas del currículo, ni siquiera estudiar. Los centenares de escolares murcianos matriculados en la asignatura alternativa a Religión están en tierra de nadie; no tienen aula, ni materia que estudiar, ni examen que realizar.
Un limbo educativo del que la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) se ha cansado, por lo que ha pedido a la Consejería de Educación que dote de contenido la materia para evitar que los chicos «pierdan el tiempo».
La clase de Atención Educativa Debida (así se llama oficialmente la alternativa a Religión) plantea todos los años problemas en los centros educativos. Son los claustros los que deben decidir qué pueden hacer los niños laicos que no estudian Religión, pero su margen de maniobra es mínimo: los niños están obligados por ley a salir de la clase en la que sus compañeros dan Religión, y trasladarse a otra sala -no siempre hay una disponible, y en ocasiones acaban en el patio o en el pasillo- donde quedan a cargo de un docente. Durante la hora, no se les puede hablar de ninguna cultura religiosa, ni pueden realizar tareas que supongan un esfuerzo académico, ya que la Ley considera que si avanzaran en contenidos curriculares tendrían ventaja con respecto a sus compañeros católicos. Atados de pies y manos, los profesores terminan dedicando las dos horas semanales de Religión a las tareas más peregrinas.
«No hay nada regulado; unos leen cuentos, otros se quedan deambulando por el patio, y si son muy pocos y no hay aulas libres, pueden acabar en pasillo», se queja Alicia Poza, portavoz del sindicato Sterm, que considera que la ley actual «es discriminatoria para los escolares laicos y para sus padres, que en el momento de hacer la matrícula tienen que hacer públicas sus creencias».
La FAPA considera que Educación debe replantearse la cuestión y dotar de contenido concreto a la alternativa de Religión. «Los alumnos que optan por no dar Religión son los que finalmente están discriminados, son ellos los que tienen que salirse de su aula, cuando deberían estar atendidos y con actividades definidas y en espacios concretos», reclama la presidenta de FAPA, Francisca López.
Si en algunos colegios los niños pasan directamente a la biblioteca, en otros han ideado soluciones imaginativas para que los escolares laicos aprovechen el tiempo aunque no avancen en contenidos curriculares, como impartir educación en valores o realizar talleres de inteligencia emocional. En cualquier caso, que las dos horas semanales se aprovechen o no depende de la buena voluntad e implicación del Claustro de profesores de cada centro.
La Consejería de Educación, entre tanto, se limita a cumplir con lo ordenado por la Ley Orgánica de Educación. De momento, aseguran, no han recibido quejas formales de padres descontentos con la utilidad que se da a las dos horas semanales asignadas a Religión. La orden de la Consejería se limita a señalar que las actividades educativas que deben realizar los alumnos cuyas familias no quieren que estudien Religión «deberán desarrollarse en horario simultáneo al de las enseñanzas de Religión y estarán orientadas al seguimiento de tareas y tutorías».

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