Un saldo de al menos 10 muertos y 128 heridos, la mayoría niñas de una escuela, dejó ayer la explosión de una bomba colocada presuntamente por rebeldes del talibán mientras un convoy militar pasaba frente a una escuela que sería inaugurada en el noroeste de Pakistán, informaron autoridades.
Según indicó la policía, tres de los muertos eran infantes de marina estadunidenses, cuatro eran niñas que iban a la escuela y tres más civiles. Se cree que se trata de las primeras muertes de personal militar de EU en Pakistán.
De acuerdo con las autoridades, el ataque ocurrió pasadas las 11:15 horas locales cuando una bomba colocada en el camino y de gran potencia estalló a la llegada del convoy que acudía a la inauguración de la escuela, renovada recientemente con ayuda de la agencia estadunidense de ayuda al desarrollo, USAID.
La acción terrorista, cuya autoría asumieron los talibanes paquistaníes, se registró en la localidad de Koto, en el distrito de Bajo Dir de la Provincia de la Frontera Noroeste, donde el ejército local lanzó la pasada primavera una operación antitalibán.
La delegación que acudía a la inauguración incluía soldados estadunidenses, miembros de USAID, periodistas y otros civiles, según distintas fuentes.
SEGURIDAD. Un portavoz militar explicó que los soldados se encuentran en Pakistán para entrenar a los miembros del cuerpo fronterizo, versión corroborada poco después por la embajada de EU en un comunicado.
La deflagración destruyó varios vehículos y parte de la estructura del edificio, que se derrumbó y atrapó entre los escombros a decenas de niñas.
En su versión definitiva, portavoces militares y de inteligencia paquistaníes dijeron que hubo ocho muertos y medio centenar de heridos, incluidos dos soldados estadunidenses y uno paquistaní.
Pero fuentes policiales locales consultadas elevaron la cifra de muertos hasta 14 –entre tres y cuatro “extranjeros”, cuatro paramilitares y siete estudiantes– y la de heridos a 128, la mayoría niñas de la escuela.
Durante la jornada de ayer reinó la confusión, pues aunque la comandancia paquistaní admitió desde el principio la presencia de extranjeros entre los fallecidos, durante horas evitó concretar tanto la nacionalidad como su estatus en el país.
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